Causas del bajo índice de lectura en la población ecuatoriana
Ecuador
es un país que lee poco. Pareciera ser una sentencia sin fundamento o tal vez
una frase dicha de una forma exagerada, pero lamentablemente está ligada a
idiosincrasia ecuatoriana. Una sociedad apática respecto a los hábitos de
lectura. Lo cual resulta paradójico y hasta extraño –si se quiere-, porque en
esta latitud del mundo vieron la luz grandes escritores como José Joaquín de
Olmedo, Juan Montalvo Fiallos, Jorge Carrera Andrade, Ernesto Noboa Caamaño,
entre otros. Las cifras estadísticas realizadas por organismos gubernamentales
no mienten y son dramáticamente reveladoras.
En el año 2012 el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), realizó un estudio que concluyó que en Ecuador, el 56,8% de personas no dedica tiempo a la lectura por falta de interés y el 31,7% por falta de tiempo.
Este
sondeo se lo realizó en individuos
mayores de 16 años, situados en 3.960 viviendas de Quito, Guayaquil, Cuenca,
Machala y Ambato.
Según
Voltaire Medina, miembro de la Casa de la Cultura de El Oro y escritor
machaleño, aduce que con el transcurrir de los años y la masificación de los
dispositivos tecnológicos la buena costumbre de dedicarse a la lectura ha ido
disminuyendo, puesto que los adolescentes y adultos jóvenes (16 y 35 años,
respectivamente) han sucumbido ante el boom
de las redes sociales y mensajería instantánea que muestran contenidos en
280 caracteres como Twitter (inicialmente eran 140) o publicaciones cortas de
Facebook, así como Instagram y Whatsapp que priorizan el contenido multimedia,
lo que conlleva a que las personas elijan contenidos “más fáciles de digerir”
cuyas ideas centrales no requieran darse a la tarea de la imaginación como lo
exigiría una lectura más compleja y elaborada.
Cada
ecuatoriano tiene un promedio anual de lectura de medio libro, según
estadísticas publicadas en el año 2012 por el Centro Regional para el Fomento
de Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC). Un índice extremadamente bajo
si se toma como referencia que la media de lectura en América Latina es de 2,1
libros por año y más aún si se compara con Chile (el país que más lee en la
región) que cuenta con una envidiable cifra de 5,4.
Si
bien es cierto que los buenos hábitos empiezan por la casa, predicando con el
ejemplo y motivando a los hijos desde niños para que cultiven la lectura,
tampoco se ha hecho mucho desde el ámbito gubernamental para fomentarla.
El
INEC manifiesta que solo el 3% de establecimientos educativos del país -refiriéndose
a educación básica y bachillerato- cuenta con una biblioteca.
No
obstante, hay que reconocer una ligera mejoría. Desde hace 5 años, dentro del
marco “Plan Nacional de Lectura”, el Ministerio de Educación del Ecuador
organiza el Festival de Lectura “YO LEO” en busca de motivar y dar a conocer de
una forma creativa las leyendas del país con la participación de instituciones
educativas.
La
empresa privada también ha hecho lo propio, en los últimos años, impulsando el
Programa de Lectura “Eugenio Espejo”, coordinado por Iván Egüez, para dar a
conocer literatos ecuatorianos y reparte cada año 6 mil ejemplares en varias lugares
del país.
En definitiva, Ecuador es un país que se ha interesado muy escasamente por la lectura y a pesar de que hay algo de esfuerzo por parte de instituciones gubernamentales y privadas, ante la evidencia de los hechos, ha sido insuficiente. Las redes sociales y demás entretenimientos tecnológicos consumen el tiempo de los ecuatorianos que no tiene tiempo para leer, además de la falta de motivación para hacerlo, al existir pocos espacios dedicados para ese fin.
Fuentes:
Comercio,
E. (23 de abril de 2017). El Comercio. Recuperado el 23 de octubre de
2019, de Diario El Comercio:
https://www.elcomercio.com/tendencias/lectura-ecuador-libro-habitos-cultura.html
El Telégrafo. (30 de marzo de 2014). El Telégrafo.
Recuperado el 23 de octubre de 2019, de Diario El Telégrafo:
https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/regional/1/poco-interes-por-la-lectura
GRACIAS
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