En busca del Cronyx - Parte II


Después de tener todo listo, Demetrius le dice a Crópulos que necesita saber qué es lo que buscan y por dónde empezar. Entonces el mercenario saca de su motrih (especie de mochila virtual, de enormes capacidades, en donde se guardan y comprimen cosas físicas) un papiro antiquísimo -ante el asombro de Demetrius- que contenía el probable sitio de un objeto que regalaría la inmortalidad a su portador. 

Inmediatamente Crópulos manifiesta que ese papiro ha pasado de generación en generación por todos sus antepasados y que obviamente dar con el paradero del objeto siempre resultó infructuoso. 

Continúan el camino, durante un día, hasta que su sendero se cruza con el de un grupo de facinerosos, que los habían seguido desde el inicio. Nada más, ni nada menos que comandados por Dellas, un antiguo colaborador de Crópulos y conocedor de la existencia de aquel papiro. 

Precavidos, ante la superioridad numérica, Crópulos y Demetrius, intentan persuadir a Dellas, para compartir el botín a partes iguales. Éste último, ni siquiera lo piensa dos veces y ordena tomar prisioneros a ambos, para que le indiquen el lugar exacto del objeto. 

Caminan siete horas aproximadamente y divisan a lo lejos un montículo de tierra. Crópulos les dice que aquel es el lugar, pero debían excavar 1.000 pies para hallar lo que buscan y terminar antes de la hora séptima, sino el objeto desaparecerá irremediablemente. 

Dellas, cegado por la ambición, dispone de todos sus hombres para cavar y cavar, pues solo tenían 4 horas y media, antes que se cumpla el horario previsto. 

Poco a poco los hombres ven mermadas considerablemente sus fuerzas y Dellas insiste mediantes azotes y arengas para que no desmayen, pero éstos perecen a causa de la extenuación. Faltaban apenas 100 pies y una hora por delante. 

En ese mismo instante en que desmaya el último esbirro de Dellas, Crópulos le dice que todo fue una patraña para ganar tiempo y quedar en igualdad condiciones para poderlo vencer. Dellas se encoleriza y en una acción rápida, hiere mortalmente a Crópulos que cae al suelo. 

Mientras a Crópulos se le escapa la vida, Dellas obliga a Demetrius que interprete el mapa. Es entonces cuando éste le dice que el objeto se ubica 7 Km al sur, en la tumba de un faraón llamado Kefrén. Dellas se marcha apresuradamente. 

Crópulos, yacía en el suelo maltrecho y sacó con mucho esfuerzo de su motrih un pequeño recipiente, con el resto del antídoto necesario para salvar a la hija de Demetrius. Ambos lloraron y Crópulos estrechó fuertemente la mano de Demetrius haciéndole prometer que salvaría a la pequeña, pero que primero perseguiría a Dellas y encontraría el objeto, porque si no lo hacía sentiría que defraudó a sus antepasados que buscaron con afán la reliquia. 

El alma de Crópulos dejó el cuerpo y pereció. 

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