La felicidad es AHORA


La felicidad es ahora”, nos dijo un viejo maestro de escuela, a punto de jubilarse. Ninguno de nosotros a los escasos 14 años que teníamos entendió la escueta y extraña frase que provino de su boca, porque no era precisamente una persona que empezaba a vivir. Con vergüenza reconozco que  yo erróneamente asociaba la felicidad con la edad.


Años más tarde recién comprendo el poderoso mensaje que poseía aquella cita. “La felicidad es ahora”, no cuando a ti se te pegue la gana, porque si no vives la vida ella te vive y te consume a ti.

La vida y la felicidad empiezan desde que nuestros pulmones inhalan ese preciado combustible llamado oxígeno y aunque la ciencia asevera que el niño llora, porque sus bronquios se expanden al recibir la primera bocanada de aire, yo pienso que metafóricamente es un grito de triunfo, porque nadie viene a la vida a caer derrotado, mucho menos a sentirse infeliz.

Los seres humanos debemos autoprogramar nuestra mente metódicamente desde que tenemos noción de conciencia y tener fe en Dios que todo estará bien, que el hecho de nacer ya es un paso importante hacia la inevitable felicidad.

Eliminar todos los prejuicios que nos inculcan, muchas veces sin intención de dañar (por ignorancia) las personas que forman parte de nuestro entorno. Eso nos hace creer cuando crecemos que vamos a ser y sentirnos completamente realizados si tenemos éxito económico, la mujer y hombre ideal, un grado académico superior  y un sinnúmero de “logros”.

La sociedad nos “implanta” al nacer el chip de los “estándares normales”, es decir; desde chicos llenan nuestra cabeza de cosas inservibles y solo las almas fuertes y decididas logran encontrar la felicidad en los pequeños detalles, pero la gente los tacha de “locos”. He visto unas cuantas personas que han aprendido a ser felices con el empleo mal remunerado, la escuela imperfecta, la ciudad aburrida y esto no significa conformismo banal, sino que “divorciarme” de mi presente no me permitirá  “casarme” con el futuro prometedor que espero para mi vida, pues el todo de mis sueños también está fabricado con algunas piezas imperfectas del ayer.

Sin embargo, no es solo necesario decidirnos ser felices, para serlo, es decir; que hay otras situaciones o sentimientos que condicionan nuestro diario caminar en la felicidad como: la amargura, el resentimiento y la incomunicación. Más adelante espero tener la oportunidad de abordar en otro post la forma en que estos sentimientos negativos afectan nuestra capacidad de ser y sentirnos felices.

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