La legalidad de las drogas no soluciona el problema de la adicción en los jóvenes
Contrario a lo alegado por las corrientes autodenominadas “progresistas” legalizar el consumo de drogas de ninguna manera soluciona el problema de la adicción en los jóvenes, más bien lo agudiza.
Una
de las posturas más frecuentes que se lee en pro de la legalización es la que
manifiesta que si se realiza el consumo de estupefacientes de una manera
oficial y regulada por el estado se acabarán las mafias que controlan grandes
territorios a través del crimen organizado en muchos países como México,
Colombia, respecto a su siembra y Reino Unido, Asutralia y EE.UU en lo
concerniente a su consumo, estos últimos datos avalados por el Informe Mundial
sobre las Drogas realizado por la Organización de Naciones Unidas. Los
impulsadores de esta idea citan como ejemplo el periodo de la Ley Seca acaecido
en los EE.UU (1920-1933) en donde se prohibió la ingesta de alcohol y surgió el
contrabando a gran escala, lo cual se terminó cuando se legalizó a los
contrabandistas que antes lo distribuían al margen de la ley. Lo cual
definitivamente frenó los índices de violencia por la disputa territorial entre
delincuentes, pero conllevó a un nuevo mal: la adicción.
Hoy
en día, según un estudio estadístico elaborado por el Instituto de Abuso de
Alcohol y Alcoholismo de EE.UU (NIAAA, por sus siglas en inglés) unos 32
millones de estadounidenses han consumido por lo menos una vez el doble de
alcohol considerado como embriaguez. Tanto así que la NHTSA asegura que 10.076
personas murieron en el año 2012 en EE.UU por accidentes de tránsitos
provocados en estado de ebriedad.
Entonces
esa premisa de legalizar las drogas para frenar la adicción se queda sin un
soporte vital. Esto aparte de que en comparación el alcohol (droga legal) tiene
menos connotaciones negativas que la cocaína, solo para citar un ejemplo. El
Instituto Nacional de Abuso de Drogas manifiesta que este alcaloide es altamente
adictivo lo que ocasiona que el individuo no pueda predecir o programar hasta cuándo
puede dejar de consumirla voluntariamente y entre sus múltiples efectos nocivos
constan: paranoia, alucinaciones, cáncer de laringe y faringe, gangrena al
reducir el flujo sanguíneo, pérdida de peso y la consecuente muerte.
Si
se da vía libre para el consumo de estupefacientes se está propiciando a que
los jóvenes no solo consuman drogas menos dañinas como la marihuana (la cual
también se usa para fines terapéuticos) sino las más adictivas y dañinas como
crack, heroína, la citada cocaína, éxtasis, H, Plop-Plop, Cocodrilo, Zombie, Pasta
Base, etc. Porque en el hipotético caso que se legalice solo la marihuana como
se ha hecho en Argentina, Chile, México, Perú, Paraguay (solo para finalidad
medicinal) y Uruguay (fines recreativos) esto inminentemente sentará un mal
precedente para que se proceda a desbloquear todo tipo de drogas, pues los
consumidores dirán “por qué está droga sí y la otra no”.
En
el año 2013 Ecuador, bajo el gobierno del Ec. Rafael Correa, el Ministerio de
Salud Pública, estableció una tabla de consumo legal de drogas, en la cual se
permite portar hasta 10 gramos de marihuana, 1 gramo de clorhidrato de cocaína,
2 gramos de pasta base; cantidades catalogadas como de “consumo personal”. ¿A 6
años de esta medida cuáles son sus consecuencias? Según el Consejo Nacional de
Control de Sustancia y Estupefacientes del Ecuador (CONSEP) en el año 2012
–antes de la aprobación de la Tabla de Consumo- se realizó un estudio
estadístico con un millón de jóvenes de áreas urbanas entre 12 y 17 años y la
misma arrojó que 2 de cada 100 estudiantes tuvieron por lo menos un consumo de
algún tipo de droga, es decir; el 2%. Por otra parte, en el año 2018, la Secretaría
Técnica de Drogas del Ecuador realizó
otra encuesta (con un universo de 36.000 estudiantes de instrucción secundaria)
concluyó que el 39% (aproximadamente 14.000 jóvenes) consumió droga en alguna
de sus variantes.
En
definitiva, la legalización de las drogas no es la salida para que los jóvenes
no sean presa de la adicción, porque se inflarían los problemas socioeconómicos
y habrá más consumidores, como los muestran las cifras antedichas.
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